Ante el reto de pensar en la realización de un nuevo parque de bomberos en Zamora, se tienen en cuenta dos conceptos: el emplazamiento y el programa con sus necesidades.

Nos encontramos en una ciudad que se caracteriza por su arquitectura románica, un fuerte peso en el casco histórico tiñe la ciudad de un manto de piedra que impregna a sus visitantes y habitantes.

En el caso del parque de bomberos, el emplazamiento se sitúa en una nueva zona industrial, un polígono desvinculado del centro por su uso, cada una de las naves tiene una identidad propia sin establecer ningún tipo de diálogo con el entorno.

Intentamos que estas dos contradicciones urbanas dialoguen en una pieza que puede tener guiños al pasado y mirar hacia una arquitectura más moderna e industrializada pero que sea capaz de generar un tejido urbano consistente y vivo.

La pieza destaca por su volumetría sencilla y clara, distinguiendo en su materialidad las dos partes más importantes del proyecto, la nave de cocheras, y las dependencias para bomberos.

La nave se abre hacia el oeste con una piel transparente que aprovecha la luz y ventila gracias a un lucernario en la cubierta.

Su orientación responde a los recorridos más cortos que puede realizar un coche de bomberos ante una emergencia, se va escalonando para que todos los coches tarden el mismo tiempo en llegar a la mediana.